domingo, 21 de octubre de 2012

En mi guitarra nadie sabe hacer música
la compré para que se sintiera sola
como un gesto de perversión musical
la puse a contraluz contra el crepúsculo
a modo de contraofensa sexual
la ofrecí al silencioso contramaestre
como un cuerpo de notas desconsoladas...

La habría haber querido crucificar
quizás para seducirla sin música
como para sentir en la orfandad silente
un aspaviento de sonido solo..

No es un experimento, no es sadismo
no malentiendan solamente la soledad
Es como para hacerme comprender que sigo habiendo
sin una gota de música en mi sombra
sigo sintiendo y siento como suenan los sonidos
sigo anhelando y dentro de mí hay conciertos sordos
que se pelean con hablantes líricos...

No hay comentarios: