viernes, 1 de mayo de 2009

Setenta y tres

Las antiguas palomas en la sombra
se transmiten un soplo infesto una micropartícula de sangre
sutil
una borrachera deletreada
una manifestación sin sal
un domingo sin nombre
donde los hombres salen desnudos
a participar del sol sagrado
volviendo la vida a su intento imposible
y violento
como un parto lleno de cicatrices
sin ojos
como un perro que mira como se vienen sus días encima
y arde bajo el efecto de las desapariciones...

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